El arte en Chicago, como en tantas partes del mundo esta monopolizado por algunas instituciones y personas que son los árbitros oficiales de lo que es y debe ser el arte latino.
Chicago está lleno de artistas latinos y sin embargo aquellos a quienes van los subsidios mayores han sabido colocarse al frente para autodictarse los representantes de la cultura latina, de los latinos y ser las voces de una comunidad silenciosa.
Los artistas abren exhibiciones en espacios mal acondicionados mientras las prima-donnas del arte tienen y sugieren lujosas facilidades donde se llevan o se llevaran a cabo eventos de su gusto.
El artista latino en Chicago se ve relegado, siempre a lo que dicta el mercado y la insistencia de que la artesanía es superior al arte. eso sin demeritar el valor de las artesanías o los artesanos o su obra, más si se habla de arte es imprescindible abrir las puertas a todos los artistas latinos, no solo a aquellos que son importados por su reconocimiento nacional o internacional sino porque aumenta las ventas durante las diversas festividades de las cuales estas instituciones se han apropiado para hacer su agosto.
Estas personas que manejan la cultura latina como si fuese de su pertenencia se asocian para mantener al creador atado de manos, pidiendo su reconocimiento y validez. camina con la nariz levantada y dando bendiciones a diestra y siniestra a quienes están dispuestos a rogarles por un espacio, una presentación un permiso para la creatividad.
Parte de la culpa la tienen los artistas mismos que continúan tratando de encontrar validez con un servilismo inusitado de instituciones oficiales sin ninguna confianza en su propia creatividad, en su propia creación, educación, trabajo. A ellos les digo: “Nosotros somos los creadores.”
Es triste que, si se llama a una reunión de artistas latinos independientes, nadie viene; más si el Goodman llama a una reunión de artistas latinos, ahí vamos como borregos. Hay algunos que difícilmente hacen ruido y se han postrado ya como los representantes, conocedores y curadores de la música clásica hispana y latinoamericana.
Ya es hora de que los creadores de arte tomemos la batuta de las manos de gente mediocre que no tienen idea de cómo se coge un lápiz de dibujo o una cámara o como se prepara un actor; hora de decirles a esto señoras y señores que ellos no nos representan.
Miguel López Lemus
Febrero 11 2018